Patología hemorroidal
CAUSAS, SÍNTOMAS Y CÓMO TRATAMIENTO DE LAS HAEMORROIDES SIN HOSPITALIZACIÓN (*)
Las hemorroides son un problema más frecuente de lo que se piensa. De hecho, el 10% de la población adulta mundial está afectada por ellas, y la incidencia es mayor entre los mayores de 50 años que viven en algunas de las zonas más desarrolladas del planeta. Muchos las padecen, pero no todos están dispuestos a hablar de ello con su médico, ya sea por miedo o por simple vergüenza a someterse a un examen. Sin embargo, es un trastorno molesto que es fácil de tratar y prevenir con métodos sencillos e indoloros. La vergüenza, en realidad, no consiste sólo en someterse a un examen especializado. Las hemorroides son un trastorno que también puede interferir mucho en la vida social de una persona debido al miedo a hablar de ello. Muchas personas ocultan las hemorroides incluso a sus familiares o parejas. Así, se ven obligados a limitar sus actividades y aficiones debido al dolor. Renunciar a sentirse bien y a tener una vida sexual satisfactoria (tanto para la persona afectada como para la pareja) es un error y puede acabar minando el equilibrio de la relación. Es muy importante dar a conocer este aspecto, precisamente para concienciar a quienes aún viven con hemorroides inflamadas y animarles a buscar ayuda de su médico o de un especialista lo antes posible.La prevención es sin duda la herramienta más poderosa de que disponemos, pero por sí sola puede no ser suficiente. Mantener un estilo de vida sano y una nutrición adecuada es importante tanto para prevenir o al menos retrasar la aparición del problema como para combatirlo una vez que se ha producido. Pero, ¿qué debemos hacer cuando aumentan las molestias? En este caso, el médico especialista, es decir, el proctólogo, podrá orientar al paciente hacia la mejor terapia posible, que hoy en día, repetimos, pasa por técnicas de intervención innovadoras extremadamente eficaces. Curarse de las hemorroides sin dolor es posible, y es un derecho de todos. Por otra parte, el dolor es precisamente la característica predominante de las hemorroides que, si se descuidan, interfieren en las actividades cotidianas comunes causando malestar e irritabilidad. La definición del término hemorroides es muy sencilla. Son dilataciones de los plexos venosos situados en los tejidos de la última porción del recto y el ano. Estas pequeñas almohadillas llenas de vasos sanguíneos desempeñan un papel importante en la circulación sanguínea a nivel anal y, en determinadas situaciones, pueden hincharse, provocando dolor. Las hemorroides, también llamadas varices de la extremidad visceral porque se parecen a las dilataciones de los vasos sanguíneos que se observan en la pierna, pueden ser internas o externas, según la zona afectada. Las hemorroides internas no sobresalen del orificio anal y están situadas por encima de los esfínteres que regulan la abertura del recto en la mucosa subyacente. Esto hace que sólo sean visibles desde el exterior durante las deposiciones, que hacen que sobresalgan, o al ejercer una fuerte presión. Las hemorroides externas, en cambio, suelen ser visibles desde el exterior, ya que se localizan en el tejido subcutáneo de los esfínteres. Son de color rojizo, que puede volverse azul, y normalmente son blandos al tacto, pero se endurecen en caso de coágulo.
CAUSAS DE LAS HEMORROIDES
Varios factores pueden causar dolor hemorroidal. En muchos casos, se trata simplemente de un estiramiento de las paredes venosas, que están situadas en la última porción del recto y fisiológicamente tienden a dilatarse debido a la presión sanguínea que llega a la parte distal del cuerpo. En consecuencia, la hinchazón de las venas provoca una ralentización del flujo sanguíneo, que puede considerarse la antesala de la formación de coágulos. Varios factores, como la obesidad y el estreñimiento prolongado, pueden provocar este estado prolongado de presión que conduce a la inflamación de las hemorroides. Es típico que las mujeres embarazadas experimenten a menudo episodios de hemorroides que pueden remitir espontáneamente, aunque es una molestia que afecta predominantemente a la población masculina adulta. La causa subyacente del estreñimiento persistente puede ser una dieta inadecuada, el consumo excesivo de especias, chocolate, alimentos demasiado picantes, bebidas alcohólicas y platos elaborados que ralentizan la digestión. En algunos casos, las hemorroides pueden asociarse a enfermedades cardiacas o considerarse un signo precoz de cáncer.
El dolor real que se experimenta en caso de estrangulamiento de las hemorroides no viene determinado por el esfínter anal, como podría pensarse erróneamente, sino por la trombosis, es decir, la obstrucción de la circulación sanguínea en la vena donde confluye la sangre de las hemorroides. La obstrucción hace que las almohadillas hemorroidales se hinchen, provocando dolor. El procedimiento que se sigue en casos de urgencia para aliviar el dolor consiste en hacer una pequeña incisión para permitir la salida del coágulo. Aunque esta operación sólo puede realizarse en un hospital, no puede considerarse una solución definitiva a la enfermedad.
La enfermedad de las hemorroides puede presentar cuatro grados:
- Hemorroides internas;
- Hemorroides internas con ligera protrusión;
- Hemorroides externas que pueden reintroducirse en el canal anal;
- Las hemorroides externas que permanecen siempre fuera del ano suelen asociarse a pérdidas de moco.
SÍNTOMAS DE LAS HEMORROIDES
No es raro que las hemorroides no causen molestias, y en este caso se denominan hemorroides ciegas. Sin embargo, la mayoría de las veces, los síntomas comunes incluyen una modesta pérdida de sangre con cada deposición, picor, ardor y sensación de pesadez rectal. La hemorragia también puede producirse independientemente de la defecación y puede colorear las heces. El principal aspecto al que hay que prestar atención es el color de la sangre, que en este caso debe ser rojo brillante, ya que procede de la última porción del canal intestinal.
La regla general es que cuanto más oscuro es el color de la hemorragia, más interna es la fuente de la hemorragia. El dolor es otro síntoma comúnmente asociado a esta afección y puede variar en intensidad, desde una leve molestia al defecar o al sentarse hasta un dolor intenso si las hemorroides están inflamadas. Independientemente del tipo de síntomas experimentados, que pueden variar de un caso a otro, siempre es aconsejable consultar a un especialista en lugar de confiar en remedios caseros, que a menudo son ineficaces, cuando no contraproducentes. El consejo y la intervención de un médico experimentado pueden ayudar a superar fácilmente estos trastornos anales, permitiendo una rápida vuelta a los hábitos de una vida sana y normal. Aunque cada caso clínico puede
presentan características específicas y particulares, puede decirse que los síntomas más comunes, observables tanto en las hemorroides internas como en las externas, son la hemorragia rectal, el dolor, el picor y la irritación.
HEMORROIDES: DOSIFICACIÓN
CÓMO USARLO:
PROZON 75 ml
2 aplicaciones al día
FORMA DE ADMINISTRACIÓN:
CREMA CALMANTE DE USO TÓPICO
DURACIÓN DEL TRATAMIENTO:
14 DÍAS
CRITERIOS DE EXCLUSIÓN:
Deficiencia de glucosa-6-fosfato deshidrogenasa (deficiencia de G6PD).
OBJETIVO DEL TRATAMIENTO:
El objetivo del tratamiento integrado es aliviar los síntomas y actuar sobre la inflamación.
Recomendado como terapia integrada para: Hemorroides y fisuras anales.
Las hemorroides, a pesar de considerarse una afección benigna y menor, pueden generar síntomas capaces de afectar a nuestra vida cotidiana. Cuando se habla de hemorroides se suele asociar a una enfermedad que provoca un dolor anal importante, pero tal generalización es incorrecta, ya que se refiere a una estructura anatómica normal que sólo la presencia de factores desencadenantes, quizá favorecidos por factores predisponentes, puede inducir a que se convierta en patología: entonces es más correcto hablar de “enfermedad hemorroidal”.
Afecta más frecuentemente a varones de entre 45 y 65 años y representa alrededor del 18% de las enfermedades quirúrgicas del aparato digestivo. Además de la predisposición familiar, son importantes el estilo de vida y la dieta, capaces de condicionar la aparición de la enfermedad hemorroidal: es conocida la acción irritante sobre todo el aparato digestivo de las bebidas alcohólicas, las comidas picantes, el chocolate, los fritos, una dieta pobre en fibra y fibra; no menos importante es la falta de actividad física y el sedentarismo, trabajar muchas horas sentado en un escritorio o, por el contrario, permanecer de pie; sin embargo, la actividad deportiva también puede ser traumática para nuestra región anal: montar a caballo, en moto, en bicicleta, hacer spinning, pueden desencadenar una crisis hemorroidal. Otros malos hábitos son el esfuerzo durante la defecación, permanecer sentado en el retrete leyendo el periódico, y las condiciones que aumentan la presión abdominal favoreciendo la estasis y el prolapso hemorroidal. El aumento de la presión abdominal también es notable durante el embarazo, mientras que la concomitancia de molestias, aunque sean mínimas, durante el periodo pre y menstrual y tras el coito se debe a la congestión pélvica. No somos conscientes de la existencia de hemorroides hasta que aparece una complicación, como una trombosis o una inflamación. La trombosis hemorroidal, que también puede afectar a los tres cojines hemorroidales, se reconoce por su aspecto duro, azulado, extremadamente doloroso y sensible, irreductible; en cambio, la inflamación hemorroidal es
Estado congestivo asociado a edema de uno o varios cojines hemorroidales, que provoca hemorragias y/o prolapso.
Gracias a las nuevas adquisiciones farmacológicas, la continua evolución terapéutica ha permitido mejorar constantemente el enfoque médico de la enfermedad hemorroidal a lo largo de los años.